Viajando por el mundo, te puedes encontrar con grandes y bellas aventuras, y en mi travesía por el mundo, estuve siempre ansiosa por hacer el soñado viaje en góndola.
A pesar de que tal deseo no era de bajo precio, el costo lo valió pues es increíble todo lo que vives y aprecias dentro de la pequeña embarcación.
Estando allí adentro te relajas y logras pensar en todo lo positivo que en el momento te rodea; es algo mágico estar dentro de esas góndolas.
El agua es de un azul marino que no me creerían si se los describo; es un azul tan puro que te sientes flotando en el cielo o en una gigantesca piscina.
Sabes que tienes suerte cuando empiezas tu paseo justo antes del atardecer pues llegas a ver el radiante día de Venecia y la puesta de sol tan espléndida que este presenta, pero sin duda te maravillas al ver la luna que de noche ilumina la ciudad.
Yo no me esperaba tan bella acogida por parte de los venecianos y también del gondolero que con su gran sonrisa me recibió para empezar el paseo y me contaba historias de los sitios por donde pasábamos; me contó sobre el puente de los suspiros, el gran canal, el puente de los enamorados y un poco de la historia de la bella Venecia.
Aquella Góndola me hizo disfrutar aún más de la travesía que he llevado por el mundo, me permitió ver paisajes que parecen de película y poder vivir una de las más geniales experiencias, un maravilloso paseo en góndola por la bella Venecia.
Atentamente,
Dayanara De La Hoz, jefa de edición.
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