Pasamos unos días en las montañas del desierto, donde los nómadas son muy pobres como para posibilitar la permanencia prolongada de rebaños, los cuales deben deambular sin descanso para poder encontrar su alimento. Los animales necesitan agua en menor o mayor cantidad dependiendo de la estación; en verano todos los animales, a excepción del camello, deben beber por lo menos cada dos dias. Todos estos grandes y excelentes prados de pastoreo están destinados a quedar desiertos si no existen pozos o brebajes en un radio de 25km. Además de que los animales necesitan una cura de sal en forma vegetal, mejor dicho plantas saladas.
Afortunadamente, los pobladores de la zona fueron siempre hospitalarios y nos brindaron agua y comida para poder sobrevivir en tan difícil ecosistema.
El calor que allí persiste es mucho y la arena también, resulta sofocante pero a la vez emocionante y curioso....

Definitivamente fue un reto total sobrevivir en el Sahara, ¿se atreverían a intentarlo?
Atentamente,
Mateo Quinto.
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